
El valle de Sabero estuvo poblado por los cántabros vadinienses, que primero lucharon contra Roma y luego aceptaron su dominio y su cultura. Entre los castros o lugares de asentamiento, figura el de Los Vallinos de Sabero, del que pudieron proceder las dos lápidas funerarias vadinienses (siglos II-III de nuestra era) que, hasta los años 70 de este siglo, se hallaban en las inmediaciones de la antigua iglesia parroquial, derruida después de la guerra civil de 1936, y que por compraventa pasaron al Tabularium Artis Asturiensis de Joaquín Manzanares, vecino de Oviedo.
De una de ellas podemos dar la
inscripción, por haber sido publicada. MONUMENTUM. l. ANTONIO AQUILI FILIO VADINIENSI ANNORUM XX LEPIDUS NEPOTI SUO POSUIT. Que quiere decir: «Lépido puso este monumento a su sobrino (o nieto) L. Antonio, hijo de Aquilo, vadiniense, de 20 años de edad».
La fotografía de esta lápida ha sido publicada en el diario de Oviedo «La Nueva España» el 29 de noviembre de 1970, e igualmente apareció en «Asturias Semanal» de Oviedo el 5 de diciembre de 1970. También aparece en «Inscripciones romanas de la provincia de León» de Francisco Diego Santos, libro editado por la Fundación Fray Bernardino de Sahagún en 1986.